terça-feira, 6 de junho de 2017

Sacerdotes e exorcistas respondem ao Superior dos jesuítas: «O diabo não é apenas um símbolo»


«Quien no cree en el demonio, no cree en el Evangelio» había explicado el Papa san Juan Pablo II al fallecido y renombrado exorcista y sacerdote Gabriel Amorth.


InfoCatólica, 3 de Junho de 2017

En una reciente entrevista con el diario español El Mundo, Arturo Sosa dijo que «hemos hecho figuras simbólicas, como el diablo, para expresar el mal».

«Los condicionamientos sociales también representan esa figura, ya que hay gente que actúa así porque está en un entorno donde es muy difícil hacer lo contrario» agregó Sosa.

Rechazo del sacerdote y exorcista Santé Babolin

A estas declaraciones el sacerdote y exorcista italiano, el padre  Sante Babolin afirmó que «Satanás existe» y que «el mal no es una abstracción».

En declaraciones a ACI Prensa el 2 de junio, Babolin hizo alusión a varios lugares en documentos y declaraciones de la Iglesia que muestran la verdadera existencia del demonio.

El padre Babolin recordó los documentos del IV Concilio Ecuménico de Letrán en el año 1215, que declaró que los cristianos «creen firmemente y confiesan» que Dios creó «de la nada a una y otra criatura, la espiritual y la corporal».

«El diablo y otros demonios fueron creados por Dios en naturaleza, pero ellos mismos a través de sí mismos se han vuelto malvados», señala el texto del Concilio.

El padre Babolin, conocido como el «exorcista de Padua», también recordó dos discursos del Papa Pablo VI en 1972, que también confirman la existencia del diablo «a los fieles, que tienden a dudar de la existencia de Satanás ... su presencia y acción».

El 29 de junio de 1972, Pablo VI, aludiendo a la situación contemporánea de la Iglesia, dijo en su homilía que parecía que «el humo de Satanás» entró en el templo de Dios. Ese mismo año, el 15 de noviembre, Pablo VI advirtió que «una de las mayores necesidades de la Iglesia» es defendernos «de ese mal que llamamos Diablo».

El padre Babolin también recordó que el Catecismo de la Iglesia Católica enseña que el diablo existe en la realidad, no en el abstracto. En la sección del Catecismo con respecto a la petición «líbranos del mal» del Padre Nuestro, en el número 2851, afirma que «En esta petición, el mal no es una abstracción, sino que designa una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios. El ‘diablo’ (diá-bolos) es aquél que ‘se atraviesa’ en el designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo».

El presbítero recordó además que los fieles deben ver la declaración del Cuarto Concilio Ecuménico de Letrán, las afirmaciones del Papa Pablo VI y lo que se enseña en el Catecismo como «tres pruebas irrefutables» sobre la existencia del demonio.

Rechazo del padre Alexander Lucie-Smith

Otro sacerdote que ha expresado su rechazo ante las declaraciones del superior de los jesuitas, es el padre Alexander Lucie-Smith, doctor en teología moral y editor-consultor de The Catholic Herald, quien ha escrito en su blog:

«Tristemente el padre Sosa acostumbra arrojar dudas sobre la credibilidad de la Escritura. Si bien es innegable que Satanás forma parte del gran cuadro que abarca la historia de la salvación de la humanidad, el padre Sosa ha afirmado que los Evangelios no pueden registrar fielmente las palabras de Jesús, porque en aquel tiempo ‘no había grabadoras’. No, no había grabadoras, pero eso no significa que las Escrituras no sean una fuente auténtica para conocer la enseñanza de nuestro Señor».

Luego de hacer referencia a otros hechos embarazosos que ha protagonizado el padre Sosa en el pasado, como su firma de un manifiesto elogiando calurosamente a Fidel Castro y dándole la bienvenida a Venezuela, agrega que «uno podría haber esperado alguna palabra de retractación del padre Sosa, pero no ha habido ninguna». «Quizás los superiores jesuitas no hacen retracciones. ¿Pero no sería mucho pedir que sus consejeros lo alejaran de los micrófonos en el futuro

«Quien no cree en el demonio no cree en el Evangelio»

El fallecido sacerdote y exorcista Gabriel Amorth en su momento había expresado a san Juan Pablo II su preocupación de que cada vez más sacerdotes habían dejado de creer en el demonio, a lo que el Papa respondió: «quien no cree en el demonio, no cree en el Evangelio».